Correr, buscar el amor desesperadamente , tratar de encontrar el ser perfecto, la inspiración, las ganas de vivir. Querer saber, sin haber vivido el momento, que tan fuerte puede llegar a ser un sentimiento. Es la velocidad con la que quieres vivir, las ganas de llenar tu corazón de poco más de un decenio y medio de vida con algo que te haga suspirar, que sea enfermedad y cura, algo que te hace llorar, sufrir, y al tiempo, esconder aún más hondo aquello que buscas. Respira hondo, deja que los latidos de tu corazón acompañen el traqueteo de tus pies pisando fuerte por el mundo, cuida lo que tienes, sueña, vive, vuelve a respirar. Tu propia ansia y pasión ciegan tus ojos, aquellos más importantes, los del alma, los que gritan, los que se conmueven, el eco que no te deja dormir o llora hasta ahogar. Deja que esos ojos busquen por ti, olvidando lo que los otros alegan. Ellos sabrán ir, que apreciar, y al fin un día tu corazón se llenará y tus ojos, los de niña e iris, verán la belleza de aquella criatura que no querías ver. Camina despacio, suspira, sueña, sonríe, no quieres que se acabe y no se va a acabar, pero no olvides a aquellos que fueron el aroma de las rosas del camino. Ese sentimiento si que nunca te va a abandonar.
TSOTS
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